No sorprende que cada vez más gente encuentre razones para no votar en las elecciones nacionales, autonómicas, locales y europeas que se les presentan. El vínculo entre los partidos políticos españoles y los electores parece roto desde hace muchos años, si es que alguna vez existió. Tiene sentido la pancarta de los indignados que rezaba: “No nos representan”, refiriéndose a los políticos españoles.
Animo al lector a que, en las próximas elecciones donde le reclamen el voto, haga esta prueba que hice yo en 2004 y cuyos resultados no publiqué en su día.

El día 2 de marzo de 2004, martes, mientras trabajaba en el libro “El Gueto Invisible“, decidí hacer una pequeña prueba: llamé por teléfono a los más representativos partidos políticos en el País Vasco. Todos concurrían, en el marco de eso que llaman “legalidad vigente”, a las elecciones generales de aquel 14 de marzo, que se vería marcado por los atentados terroristas del día 11. Llamé para pedir que me enviasen a domicilio el programa electoral, en lugar de simples folletos de propaganda. Quería informarme, no ser adoctrinado.
Coseché estas respuestas:
-EAJ-PNV (Teléfono 945 23 14 54). Atendió un hombre, me dijo que no me lo mandaban, que estaba en la web, y me dio la dirección de la web.
-Eusko Alkartasuna (Teléfono 945 23 27 62). Atendió una voz joven y femenina. Me pidió la dirección y dijo que me mandarían el programa electoral. Le aclaré que quería el programa y no publicidad.
-PSE-EE (Teléfono 945 231 078). Atendió una mujer y dijo: “Pero, a ver, así sin saber quién es usted. ¿Es usted un periodista, un estudiante, un particular?” Dije que era un particular. Entonces me dijo que pasara por la sede vitoriana para dármelo. Dije que trabajaba. Entonces me preguntó: “¿Pero no puedes pasar un momento? ¿A qué horas trabajas?” Dije que de 9 á 14 y de 16 á 20 horas. (Era mentira, pero se trataba de saber si tenían interés en informar al ciudadano medio.) Entonces me dijo que podía pasarme entre las 8 y media y las nueve de la noche por la sede, o los fines de semana. Dije que no descansaba los fines de semana. “¿Y no puede venir nadie por ti?” Dije que no, y quise saber si me garantizaba que, de pasar por la sede, me darían el programa. “Espera un momento”, dijo. Al rato volvió al teléfono: “¿Oye?”. “¿Sí?”. “Mira, que he preguntado y me dicen que tenemos muy pocos programas y están restringidos, pero puedes encontrarlo en la web del Partido Socialista”. Y me dio la dirección electrónica. Se despidió riendo y diciendo: “Menos mal que he preguntado y así no te hago venir para nada”.
-Partido Popular (Teléfono 945 23 06 00). Me atendió una mujer y dijo: “Es que los programas son muy gruesos y sólo nos han mandado cinco. Lo mejor es que visites la web. Ahí puedes encontrar el programa completo y también un resumen”.
-IU-EB (Teléfono 945 130 483). Me atendió el contestador automático. Dejé mensaje de lo que quería y mi nombre y dirección.
Pues bien, Eusko Alkartasuna fue el único de estos partidos que me hizo llegar su programa, que aterrizó en mi buzón el 24 de marzo, miércoles, es decir, diez días después de las votaciones. En el sobre había tres estampas mataselladas con fecha del día anterior, es decir, 23 de marzo, y estos caracteres: “POSTAL EXPRÉS. Siempre a tiempo”.
Como se aprecia, no es tan fácil que un ciudadano cualquiera acceda al programa electoral de unos partidos que, eso sí, le atascan el buzón con folletos publicitarios de autobombo y papeletas guardadas ya dentro del sobre y rellenadas, para que sólo tenga que acercarse a depositarlas en la urna.
Para votar por ellos, todas las facilidades; para informarse, ninguna. Se supone que todos tenemos acceso a Internet y, si no queremos dejarnos la vista leyendo sus “gruesos” programas en la pantalla, tendremos que dejarnos los euros imprimiéndolos.
Todavía hay gente que me pregunta por qué nunca he votado, ni siquiera en aquellas elecciones marcadas por la muerte de casi 200 personas en atentado terrorista.
Hay muchísimas razones para no votar. Una de ellas es esta.