Este artículo acerca de la inmigración en la Comunidad Autónoma del País Vasco apareció en el número 8 de la revista vasca KALEGORRIA, correspondiente al mes de Febrero de 2002.
La Administración Central controla la política inmigratoria en los aspectos fundamentales: control de flujos y establecimiento de derechos y libertades, lo cual incide negativamente en la vida de los propios inmigrantes y en las posibilidades que la sociedad vasca tiene de acogerles. La Comunidad Autónoma Vasca sólo puede incidir en la mejora de las condiciones de vida, sanidad y educación y esto es insuficiente.
Diversos colectivos de inmigrantes consultados por KALEGORRIA han expresado su descontento porque la Administración Central no transfiere competencias a las autonomías en cuestión de inmigración. A preguntas de esta revista, varios abogados afirman que el actual marco político no permite a la CAV trabajar en el reconocimiento y establecimiento legal de los derechos de la población inmigrante.
Según el representante de la comunidad angoleña en el norte del Estado español, Jean Bernabé Moussayou, “es una complicación que las competencias de inmigración sean estatales exclusivamente”. La regularización, ya de por sí restrictiva y lenta, se ve dificultada por la distancia, ya que los trámites se inician en la CAV pero se resuelven entre Madrid y los países de origen, lo que provoca esperas que llegan a superar el año.
“En las ventanillas se quitan el muerto de encima”, señala la asociación marroquí Almanar. “Si las decisiones se tomasen aquí (por la Comunidad Autónoma Vasca) el proceso se agilizaría y ordenaría mejor”.
No obstante, estas fuentes consultadas tampoco creen que la transferencia solucionaría todos los problemas. “Hace falta una Ley de Extranjería, no ya justa, sino humana”, dice un ciudadano marroquí con varios años de residencia en Bilbo.
El nombramiento de Omer Bertin Oke como director del Departamento de Inmigración del Gobierno Vasco es, en opinión del portavoz de la Asociación de Senegaleses, simbólico: “La persona no es lo importante, lo importante es que haya un marco para moverse legalmente. Este nombramiento es nuevo y arriesgado. La gente inmigrante lo ha recibido con cautela. El simbolismo debe ir hacia buenos resultados”.
Moussayou cree que la política del Gobierno Central empuja a la sociedad a rechazar al inmigrante.
Almanar declara que el Departamento de Inmigración de la CAV debería trabajar más la concienciación social, a fin de dar a conocer las culturas de los inmigrantes y facilitar a éstos cursos de alfabetización y formación laboral accesibles a sus horarios, posibilitando una integración que, en el marco actual, es muy difícil. “Sólo hay convivencia si hay respeto mutuo, y sólo hay respeto mutuo si hay conocimiento”, concluye Almanar.